¿De dónde surge el miedo de muchos de nosotros por las arañas? Según un nuevo estudio llevado a cabo por un equipo de científicos de la Universidad de Columbia (EE.UU.) la clave de este pavor es consecuencia de la propia evolución del ser humano.
Puede que parezca que este comportamiento tan habitual se ha generalizado en los últimos siglos, pero lo cierto es que, según una investigación realizada por la Universidad de Columbia (ubicada en Nueva York) la aracnofobia es un comportamiento que se encuentra en nuestro ADN desde hace cientos de miles de años.
El trabajo presenta como justificación de la aracnofobia que en las etapas evolutivas más tempranas del ser humano, las arañas supondrían para nosotros una gran amenaza debido a sus venenos tan potentes, a la sutileza de sus escondrijos y a la forma de presentarse ante las víctimas.
De hecho, en los albores de la evolución humana solo aquellos con habilidades especiales para detectar este y otros animales mortíferos o venenosos, eran los que conseguían sobrevivir y transmitir su genética a la siguiente generación. De ahí que el miedo a esta clase de artrópodos acabase sellado en nuestro ADN con el paso de milenios de años conviviendo con ellas en nuestros hogares en las cuevas.
“Los seres humanos estaban en riesgo perenne, imprevisible y significativo ante el encuentro con arañas muy venenosas en sus ambientes ancestrales. Incluso cuando no era mortal, la picadura de, por ejemplo, una viuda negra en el mundo ancestral podría dejar incapacitado durante días o incluso semanas a un hombre, tiempo en el que se exponía a numerosos peligros”, explica Joshua New, líder del estudio.
Otras teorías
Esta no es la primera teoría que existe sobre el nacimiento de la aracnofobia, pues algunos investigadores como el profesor de psicología Jon May, de la Universidad de Plymouth, han afirmado en otros estudios que el miedo proviene de sus piernas angulosas, sus colores oscuros y los movimientos impredecibles.
Todo ello provocaría –en palabras de este experto- que fueran desagradables para el ser humano. A su vez, este investigador considera que el miedo podía producirse por condicionamiento social.
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