A la hora de llevar a cabo un gran cambio de imagen a través de un nuevo corte de pelo, influyen muchas cosas, como la confianza que tengamos en nuestro peluquero, si el corte que nos gusta es el más favorecedor según nuestra forma de la cara… Las cinco preguntas que tenemos que hacernos para saber si deberíamos atrevernos o no son las siguientes:
1. ¿Qué forma tiene mi cara? Hemos de tener en cuenta que no es lo mismo una cara redonda que una cuadrada o una ovalada, y por tanto no le sentará igual el mismo corte de pelo a una forma que a otra. Si tienes diferentes cortes en mente pero no sabes si te favorecerían o no, entonces lleva una foto de esos nuevos estilismos y deja que en tu peluquería te aconsejen. Seguro que un experto puede ayudarte.
2. Pelo en condiciones. Quizá el cambio que quieres dar a tu pelo es, por ejemplo, de color. Hay opciones que no puedes permitirte si tu pelo no está en condiciones, ya que si se encuentra muy dañado, un tinte muy agresivo no va a ayudarte. Mejor opta en esos casos por un corte que sanee tu melena, un tratamiento hidratante o revitalizante, etc., y cuando tu pelo esté totalmente sano, entonces tendrás la oportunidad de arriesgarte con cambios radicales.
3. Mi felicidad está en tus manos. La confianza que se tenga en la persona que tiene las tijeras en la mano es clave. Si siempre vas a la misma peluquería pero te gusta más el resultado con una persona en especial, puedes preguntar a la hora de pedir la cita si podrían asegurarte que fuera esa persona la encargada de cortar tu pelo. Quizá si se tratase de arreglar el corte, no tendría tanta importancia, pero a la hora de darle un giro a tu imagen, quien te corta el pelo tiene que entender qué quieres, aconsejarte si es o no lo mejor para ti y también contarte algún truquito para cuidar y trabajar tu nuevo corte de pelo día a día.
4. Esto da mucho trabajo… Tienes que tener en cuenta también que si lo tuyo es dedicarle cinco minutos a tu pelo cada día, deberás preguntar a tu estilista si ese corte que te enamora te lo permitirá. Un long bob es más sencillo de llevar si tienes el pelo ondulado o liso que si lo tienes rizado, el tiempo que emplearás en domarlo será mucho mayor si tu caso es el último.
5. ¿Me lo podré permitir a largo plazo? Si no tienes en mente pasarte por la peluquería cada dos o tres semanas, puesto que tampoco estamos para derrochar, ten cuidado a la hora de cambiar el color de tu pelo. Piensa que los cambios más radicales, como darse un tinte muy rubio cuando tu pelo es oscuro, necesitan una constancia y un desembolso mayor que si mantienes el color en tu línea con pequeñas variaciones. Si tu pelo es oscuro y optas por un chocolate, no se notará demasiado cuando te crezca el pelo; sin embargo, un rubio platino siendo morena implica sacarse el carné de socio en la peluquería, ya que si no acudes cada 3 semanas, tus raíces te lo recordarán al mirarte al espejo.
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