En 2012 salía a la calle tu primer trabajo en solitario, Lo que más. ¿Cómó ha evolucionado Rubén Pozo desde entonces?
He estado tocando mucho con mi anterior trabajo, con banda y sobre todo yo sólo haciendo un show sentado en una banqueta con una guitarra acústica. Lo que más es un disco con un sonido muy urgente que fue resultado de meterse en un estudio con todos los músicos y haciendo pocas tomas para mantener la frescura. En marcha, el disco de ahora, es todo lo contrario. Tiene un sonido más depurado con muchos arreglos.
En este nuevo disco podemos escuchar doce temas de tu puño y letra. ¿A cuál le tienes más cariño?
A todas en general. Al single Me quieres destrozar o la que abre el disco Esta es mi canción. A Por eso se hace. Me va por días.
Es curioso que no vienen las letras de las canciones. ¿Por qué no se han incluido?
Pienso que no son poemas son canciones que se entienden con la música. Lo de las letras en las canciones es algo que se empezó a hacer a partir de que los Beatles con Sgt. Pepper's pusieron las letras. Y desde entonces se hace por defecto.
¿Cómo fue la cita con la chica de la curva?
Fue una cita de un tiempo largo. Fuimos pareja, la recogí en el coche pero cuando miré un momento a atrás ya no estaba.
Starman 2.0 es un guiño a David Bowie, ¿aparte de este cantante que otros referentes tienes en el mundo de la música?
Muchos. Coque Malla, Mich Jagger, Robe Iniesta, Rosendo, Joaquín Sabina, Bob Dylan...
¿Haces canciones y fumas... ¿Cuál es sitio más raro te ha entrado la inspiración?
Recuerdo que una canción del primer disco de Pereza, que se llama Música ligera, la empecé a escribir cuando vivía en Barajas y para no molestar a los vecinos me iba al cementerio. Me saltaba la valla y me sentaba en una tumba y me ponía ahí a tocar.
Me quieres destrozar es el tema elegido para presentar el disco. ¿Te han destrozado mucho en esta vida?
No, bueno no más que a nadie. Es una balada doliente. Habla de la incomunicación en la relación. Es un qué enamorados estamos pero cuanto daño nos hacemos sin querer.
Aunque naciste en Barcelona, despertaste en Madrid. ¿Qué supuso esta ciudad en tu carrera profesional?
Debería haber puesto la letra, la verdad. En Madrid fui destetado. Nací en Barcelona pero al año de vida mis padres se mudaron a Madrid. Así que he crecido en la capital.
Si te dejasen tocar en cualquier parte del mundo, ¿cuál elejirías y con quién?
No necesito mucho para tocar, que haya un ampli para enchufarse, un micro por donde cantar y lo más importante que haya un público delante con ganas de vivir la experiencia de la música en directo. Me gustaría compartir escenario con los Beatles, por soñar...
De todos los conciertos que has dado en todos estos años, ¿cuál es el que guardas con más cariño?
En cuanto a los conciertos no depende de que sean muy grandes o en sitios impresionantes para que se te queden marcados. Si me preguntan por Pereza tengo que decir un concierto en Las Ventas o en Vistalegre. Pero me vienen a la mente pequeños shows en La Iguana de Vigo ante 30 personas, lo recuerdo con mucho cariño. Cada noche se hace para que sea el concierto más especial de tu vida para ti y para quien está presenciándolo.
Llevas casi toda tu vida en el mundo de la música. ¿Cómo ves su situación actual?
La música siempre ha sido difícil. Esto no es como un trabajo en el que te vas y te dan un finiquito. Aquí no hay garantías de nada, esto es una apuesta de vida. Eliges esto y desechas todo lo demás y todas sus épocas tienen su parte buena y su parte mala. Hoy en día con esto de las nuevas tecnologías por un lado creo que se ha perdido un poco del respeto a la música y a los discos, porque es muy fácil acceder a ellos. Esto te proporciona que te puede escuchar mucha gente, pero también que no te escuchen. Ya no tiene la importancia social que si tenía décadas antes.
¿Dónde te ves dentro de diez años?
Me veo con cuatro o cinco discos más y haciendo esta entrevista contigo y diciéndote: "¿te acuerdas hace diez años que me preguntaste qué dónde estaría dentro de diez años? Pues mira seguimos aquí y será que estamos haciendo algo bien.
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