Los preparadores de Nadal, Carlos Moyá y Francis Roig, junto con el balear se han propuesto mejorar el saque del que fuera número uno mundial “para conseguir más velocidad y más potencia”
En declaraciones a la página web oficial de la ATP, Moyá ha explicado el motivo del cambio, en el que han estado trabajando durante los últimos meses, y que se hará evidente en el Open de Australia, primer Grand Slam de la temporada: “Siempre habíamos tenido la sensación de que la pelota de Rafa iba rápida en el saque, pero al botar se frenaba un poco. Ahora, con un movimiento más fluido, perseguimos que la pelota bote y no pierda toda esa velocidad. Buscamos que haga más daño y que la bola le vaya un poco más rápida”.
Moyá asegura que el cambio no va a perjudicar a Nadal: “Rafa estaba por la labor, surgió de él y decidimos intentarlo. Hay cosas que veíamos desde hacía tiempo, pero por culpa de la rodilla y del pie no habíamos podido ponernos manos a la obra. En invierno ha estado más o menos bien, lo intentó, encontró continuidad y se sintió cómodo. Lo está aplicando en partidos de entrenamiento y se siente como si hubiera sacado así durante toda su vida”.
Froig, por su parte, explica las tres bases en las que se centra el cambio: “El primero, que cuando empieza a ejecutar el swing lleva la mano más rato por abajo, en lugar de levantarla lateralmente. El segundo, que en el momento de lanzar la pelota al aire no hace tanta flexión, aguanta mucho más el cuerpo arriba, bien erguido, en lugar de sentarse porque así pierde dinamismo. Y el tercero, que entra bien con la pierna derecha dentro de la pista tras caer”.
“La parábola que hace la pelota es ahora un poco diferente. No lleva tanto efecto, va más directa. Puede tener un poco más de riesgo, pero también un poco más de ventaja: al rival le cuesta entender el movimiento de la bola porque le embiste más”, señala.