VIDA

Huawei y los destrozos de Trump

Jueves 23 de mayo de 2019
Patético. Era la Grecia antigua y ya Aristóteles sabía que la violencia era, siempre y necesariamente, destructiva, de hecho, la definía como aquello que intenta -desviar- destruir el desarrollo del cosmos. Y así lo replicaron científicos de la talla de Tomás de Aquino, pero en pleno Siglo XXI todavía hay quienes no pueden superar la primitiva idea de que la violencia puede ayudar en la defensa o, peor, en el establecimiento de un “orden social”.

Y así va el mundo. Trump me recuerda a la Segunda Guerra Mundial (SGM). Según los Aliados se hacía para liberar al mundo de tiranías y guerras -ya lo habían dicho en la Primera- y por supuesto, semejante incongruencia -guerrear para evita la guerra- produjo el resultado opuesto: cercenaron las libertades de sus ciudadanos, empezando por aumentarles los impuestos y hasta llevarlos a la guerra para morir.

Charlton Heston recordaba amargamente su vuelta de la SGM, “nos habían dicho que era para terminar con las tiranías y vimos crecer otra peor”. Después de 60 millones de muertos y la destrucción masiva de propiedad privada, se consolidó la peor tiranía de la historia, la URSS, que finalmente cayó -el muro de Berlín- como era lógico: en paz.

No siendo protagonista de la SGM, Trump encara su propia “guerra” -bien idiota- contra China. Utilizando el monopolio estatal de la violencia, impone barreras a los productos chinos provocando una destrucción inútil que sufren sus propios ciudadanos, que ahora pagarán más caros sus insumos mientras la balanza comercial no mejora, empeora.

Por la tensión entre EE.UU. y China, escenificadas a través de Google y Huawei, si los peores presagios se cumplen, la electrónica se encarecerá entre un 10 y un 15% para todos los occidentales. Porque impactará en los costos de producción de todas las empresas: las tarjetas de sonido y gráficas, circuitos impresos, pantallas, baterías, antenas, módems y demás componentes están llamados a elevar sus facturas que llegan desde China.

Por otro lado, según JP Morgan, deslocalizar la producción de sus iPhones de las plantas de Foxconn en Shenzhen, para llevarlas a EE.UU. significaría que Apple debería incrementar un 14% sus precios dado el encarecimiento por la mano de obra estadounidense. De modo que "podría resultar más barato para Apple seguir construyéndolos en China y pagar las tarifas", según Wire. Por cierto, las acciones de Apple cayeron al conocerse la noticia.

Por otro lado, Huawei trabaja en su propio sistema operativo alternativo al Android de Google y al de Apple. Los fabricantes chinos acaparan un 43% del mercado mundial de móviles – mil millones de usuarios- con lo que no es descabellado pensar que puedan consolidar un tercer sistema operativo común. Y, sin dudas, se dispararán acciones judiciales de todo tipo: los abogados de Huawei, la organización de consumidores Facua, y los asesores legales Legalitas ya han insinuado hacerlo.

Y todo porque Trump teme la tecnología 5G que desarrollan los chinos, que podría servir para “espiar”. Y le teme porque la información es, precisamente, como he dicho muchas veces, la mejor defensa contra la violencia: de qué sirve el mejor ejército del mundo contra un insecto que puede conocer y anticipar sus movimientos. Por eso Washington censura a Wikileaks, entre otros medios de prensa. En fin, como broche, lo que va a lograr Trump, además, es un retraso en el desarrollo de las redes -y tecnología- 5G.

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

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