Aunque el sarampión se puede prevenir con dos dosis vacunales, más de 22 millones de niños no recibieron su primera dosis de la vacuna antisarampionosa en 2023. Según los cálculos, no se ha administrado ninguna dosis al 83% de los niños, mientras que solo el 74% de los vacunados con la primera dosis han recibido la segunda dosis recomendada.
Para prevenir los brotes y proteger a la población contra uno de los virus humanos más contagiosos se necesita alcanzar una cobertura de al menos un 95% con ambas dosis en todos los países y zonas.
El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, declaró: «La vacuna antisarampionosa ha salvado más vidas que cualquier otra vacuna en los últimos 50 años. A fin de proteger a más población y evitar que este virus mortal afecte a los más vulnerables, debemos invertir para vacunar a todas las personas, sea cual sea su lugar de residencia».
«El número de infecciones por sarampión está en aumento en todo el planeta y pone en riesgo la salud y la vida de las personas»
Por su parte, la Dra. Mandy Cohen, Directora de los CDC, señaló: «El número de infecciones por sarampión está en aumento en todo el planeta y pone en riesgo la salud y la vida de las personas. La vacuna antisarampionosa es la mejor protección frente a este virus y debemos continuar invirtiendo para que sea más accesible».
Las deficiencias en la cobertura mundial de vacunación generaron aumentos de brotes amplios y graves de sarampión en 57 países en 2023, una cifra casi un 60% superior a los 36 países del año anterior. Con la excepción de la Región de las Américas, todas las regiones de la OMS se vieron afectadas. Aunque en las regiones de África, Asia Sudoriental, Europa, el Mediterráneo Oriental y el Pacífico Occidental se registraron fuertes incrementos en el número de casos, cerca de la mitad de los brotes amplios o graves ocurrieron en África.
Los datos recientes muestran que en 2023 fallecieron alrededor de 107 500 personas de sarampión, en su mayoría niños menores de 5 años. Aunque la mortalidad se redujo en un 8% con respecto al año anterior, esta cifra sigue siendo demasiado elevada tratándose de una enfermedad que se puede prevenir. La ligera reducción de las defunciones se debió principalmente a que el aumento de los casos se registró en países y regiones donde los niños están mejor alimentados y tienen más acceso a los servicios de salud, lo cual reduce el riesgo de morir por sarampión.
Además de las muertes que causa, el sarampión puede tener graves consecuencias para la salud, algunas de ellas permanentes. Los lactantes y los niños pequeños son los más vulnerables a estas complicaciones graves, que incluyen ceguera, neumonía y encefalitis, una infección que provoca inflamación del cerebro y puede causar lesiones cerebrales.
El aumento de los casos y brotes de esta enfermedad nos aleja de la meta mundial de eliminación establecida en la Agenda de Inmunización 2030. A finales de 2023, 82 países habían logrado eliminar el sarampión o mantenían la condición de países libres de esta enfermedad. Esta misma semana se confirmó que el Brasil también lo ha eliminado, con lo cual la Región de las Américas de la OMS vuelve a estar libre de sarampión endémico. Con la excepción de la Región de África, al menos un país en cada región de la OMS ha logrado la eliminación.
Los países y los asociados deben actuar de manera urgente y focalizada, en particular en las Regiones de África y del Mediterráneo Oriental y, específicamente, en las situaciones de precariedad, conflicto y vulnerabilidad, para inmunizar plenamente a todos los niños con dos dosis de la vacuna antisarampionosa. Con ese fin, es preciso poner en marcha programas eficaces de vacunación sistemática a largo plazo y llevar a cabo campañas de vacunación con la suficiente cobertura y calidad allí donde dichos programas no basten para proteger a todos los niños.
Además, los países y los asociados mundiales en el ámbito de la inmunización, incluida la Red Mundial OMS de Laboratorios para la Detección del Sarampión y la Rubéola, deben intensificar la vigilancia de la enfermedad. Es imprescindible que esta vigilancia sea rigurosa para optimizar los programas de inmunización, así como para detectar los brotes y reducir su amplitud e impacto rápidamente.