Cameron Crowe quiere repetir el éxito que tuvo con sus anteriores producciones como “Vanilla Sky” o “Jerry Maguire” y vuelve a la carga con “Un lugar para soñar”. La cual ha recaudado desde su estreno en EEUU más de 56 millones de dólares. Una historia basada en las segundas oportunidades y en la importancia de sobreponerse ante las adversidades de la vida. De esta manera nos presenta a Benjamin Mee: Un padre de dos hijos que ha perdido a su esposa y la ilusión por la vida. Ahora debe criar a sus dos hijos sin la ayuda de su mujer, Katherine. Pese a todas las situaciones a las que se ha enfrentado, este no será un trabajo fácil para el ex reportero. El mundo parece caer como un muro de hormigón cada vez que entra por la puerta de su casa. Benjamin, interpretado por Matt Damon, decide entonces cortar por lo sano y mudarse con sus hijos.
Hace tan solo seis meses de la muerte de Katherine, por lo que los niños tampoco lo están pasando bien. Dylan (Colin Ford), su hijo mayor, comienza a tener problemas en el colegio, hasta el punto de la expulsión. Por otro lado, la pequeña Rosie (Maggie Elizabeth Jones), intenta encajar la muerte de su madre aceptando el hecho de que no está e intentando ayudar a su padre. Gracias a ella toman la decisión de dar un giro de 360º al trasladarse a la Reserva Rosemoor. Su nuevo hogar no es otra cosa que un antiguo zoológico que deben volver a poner en pie. Aunque Dylan no está conforme con vivir en un zoo, terminará acostumbrándose a su nueva vida gracias a Lily. Ella es la sobrina de la dueña del zoológico, Kelly Foster, a la que da vida una Scarlett Johansson a la que se siente como pez fuera del agua con ropa tan poco glamorosa escena tras escena.
La misión de adaptarse y de resucitar la reserva será todo un reto al que deben enfrentarse juntos si quieren conseguirlo. Y como el roce hace el cariño, durante la cinta somos testigos de la relación entre Benjamin y Kelly, que aunque predecible, sigue siendo entrañable. Una mezcla entre la añoranza del pasado por parte de él y la ternura y paciencia de la joven. ¿Una fórmula ya conocida en la que se respira Hollywood? Pues sí. Pero como funciona y no se mete con nadie, todos contentos. Sin embargo, el amor no solo lo encontramos entre los adultos, sino que entre Dylan y Lily también vislumbramos una curiosa amistad. Esta evoluciona entre la soledad del personaje de la joven Fanning y el chico rebelde y autocompadeciente que quiere estar solo.
Únicamente al acabar el film podremos averiguar si es mejor la compañía de los animales o la de las personas. Por tanto si quieres comprobarlo, ya tienes "Un lugar para soñar" esperándote en los cines.
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