Este estudio se refiere a datos que fueron publicados por Phillip Morris en 2002, en el que se indicaban más de 300 aditivos en los que se reducía el riesgo tóxico de las sustancias y se ocultaba que aumentan las enfermedades cardiacas y la probabilidad de cáncer.
La investigación se basó en datos de la propia compañía, y se descubrió que hubo cambios intencionados en los protocolos analíticos después de que los científicos de la industria encontraran que los aditivos aumentaban la toxicidad de los cigarrillos, incrementando así el número de partículas en el humo.
Cuando los científicos realizaron sus propios análisis siguiendo los protocolos de Philip Morris, se encontraron niveles que aumentaban 15 carcinogénicos en hasta un 20%.