Las personas LGTB tienden a volver al armario a partir de los 50 años, según un informe publicado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (Felgtb), sobre todo cuando comienzan a emplear servicios sociosanitarios de atención a las personas mayores, profesionales a los que no revelan su condición.
La investigación analiza una muestra de 145 personas LGTB mayores de 55 años, sólo el 24% continuó siendo visible a partir de los 50 años en su ámbito familiar y en el laboral, mientras que el 30% lo siguió siendo entre amigos y el 28% en los aspectos relativos a su participación social.
Además, según el informe, esta invisibilización se traslada también al ámbito socio-sanitario, puesto que el 45% de las personas entrevistadas no revela a los miembros de los servicios socio-sanitarios su condición de persona LGTBI por causas como el miedo al rechazo y la vergüenza y sólo el 4% utiliza algún recurso social destinado a personas mayores.
Asimismo, casi el 67% considera que tiene mayores dificultades como persona mayor por el hecho de ser LGTB. En este sentido, más de la mitad (52%) considera que la mayor dificultad es la falta de adecuación a la realidad LGTB de los servicios de atención a las personas mayores.
ANSIEDAD O DEPRESIÓN
En concreto, el 38% señala la soledad, el aislamiento y la falta de apoyo familiar y el 28% las discriminaciones por parte del personal sociosanitario. Además, el 22% de las personas encuestadas indica que lo que más les afecta actualmente es la discriminación sufrida a lo largo de su vida debido a su orientación sexual o identidad de género.
Por otra parte, el estudio revela que el 28% de las personas encuestadas no encuentra apoyo en nadie cuando lo necesita, así como que el 12% necesitan apoyo en su vida de manera habitual. Igualmente, aunque el 85% afirma tener a alguien que le quiere y le valora, el 11% de las personas aseguró no contar con nadie que le haga sentirse así.
Asimismo, según la investigación, los síntomas de la depresión o ansiedad afectan al 30% de las personas LGTB mayores de 55 años, unos datos que triplican los de la población general con estos grupos de edad.