A Max le han invitado a su primera “fiesta del morreo”, pero hay un problema: nunca ha besado a nadie y no sabe cómo hacerlo. Con ayuda de sus dos mejores amigos, Thor y Lucas, Max decide espiar con el dron de su padre –que tiene terminantemente prohibido usar– a una pareja que, en teoría, se está dando el lote en una casa vecina.